Todos los constructores podrían aprovechar esta ocasión para hacer el mismo autoexamen y no esperar que las autoridades de control los obliguen, o peor, la comunidad los denuncie. Con acciones como estas, el sector recuperaría la confianza, y los constructores que pudieran declarar medidas preventivas se “pre-conciliarían” con la sociedad de manera inmediata, erigiéndose además como campeones del respeto a la vida, a su negocio y a sí mismos.